Virasoro, Mónica
De ironías y silencios Notas para una filosofía impresionista
Gedisa,1997. 216 p. 978-84-7432-634-5, Cód. 302443, 15,5 x 22,5 cm. $570

Colección: CLA-DE-MA (Clásicos de Mañana).

El estilo muy personal y lúcido de reflexionar sobre los problemas filosóficos más candentes de la actualidad convierte este libro en una verdadera sinfonía de erudición, crítica científica, vuelo de ideas y sonrisas maliciosas. En esos tiempos posmetafísicos, cuando la filosofía ya no puede verse a sí misma como protagonista de una iluminación progresiva, pues ha abandonado la persecución de las esencias para vérselas con los hechos singulares y fortuitos, la autora busca una renovación de las formas acorde con estas transformaciones.

En estas notas para una filosofía impresionista hay la intención de acercar la filosofía al arte, que entonces, más que conceptos, ofrecerá pinceladas, apenas contornos, manchas de color, zonas de luz y sombra.

De la mano de Walter Benjamin, Mónica Virasoro acerca la filosofía a la forma del relato, a la narración rememorante de lo singular; en las huellas de Heidegger trata de vincularla a la poesía, palabra fundadora que en el nombrar crea y reconstruye, armada de la metáfora, la forma de lo inefable.

Y se abre el telón a la escena filosófica donde se mueven los personajes y van discurriendo sobre las artes del memorar, del pensar y del hablar: Sócrates y Kierkegaard, cuyas siluetas se esbozan, son los ironistas que ocupan la segunda parte de esta obra-recorrido, ¿Y quién es el ironista? El que mira de lejos, con los ojos entornados, la mirada oblicua. La ironía, como una de las tantas formas del humor, es sobre todo una forma de conocimiento.

Irrumpe en el mundo, hecho racional, trayendo a presencia lo que éste incluye, llámese locura, enfermedad, extravagancia, sinrazón. Y no se anda en pos de definiciones, sólo se colocan los personajes y se urde la trama de preguntas: ¿Qué rasgo oculto nos los hace cercanos? ¿Qué puede aportar la ironía al conocimiento del mundo en esta era del desencantamiento del sujeto? Hay aquí pistas a seguir, caminos, tal vez para disuadir a la razón de su obsesión por el sistema, de su exigencia de conciliación, su necesidad de reposo al abrigo de las certezas.




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